sábado, 26 de mayo de 2018

Unzué: La temporada de la desilusión.







- Juan Carlos Unzué Labiano
- Nacido en Pamplona (Navarra), el 22 de abril de 1967
- Temporadas en el Celta : 2017\18 ( 1 )
- Equipos: R.C. Celta de Vigo \ Numancia \ Racing de Santander.





- Pocas veces se verá unanimidad en cuanto al descontento de los aficionados con un entrenador, y eso es lo que le ocurrió a Juan Carlos Unzué en su retorno al Celta. Durante el curso 2013\14 ejerció como segundo técnico, por detrás de su compañero Luis Enrique, pero tres años después decidiría seguir un camino en solitario que no acabaría muy bien.

Hombre de aspecto bondadoso, social, de los que dan la cara, pero fiel a un estilo de juego que no prosperaría en el Celta, Unzué acabaría haciendo muchos enemigos en el vestuario, y eso lo captaría una afición tan cercana como la de Balaídos.
Llegó sonriente y se marchó de Vigo con una sonrisa que parecía esconder pena por no haber sacado adelante un proyecto que parecía más fácil de lo que era, más que nada por su pasado como segundo entrenador celeste.

J.C. Unzué en su presentación con el Celta.
- Todos conocimos su etapa como jugador. Entre las décadas de los ochenta, noventa y parte del nuevo milenio, el pamplonica jugó como portero defendiendo los intereses del clubes como el Barcelona, Sevilla, Osasuna, Oviedo y Tenerife. En 2003 se retiraría, pero no se alejaría mucho del aroma de la hierba de los campos de juego, puesto que empezaría una nueva etapa como técnico.
Primero estuvo ejerciendo como entrenador de porteros en el Barça de Frank Rijkaard, así como también trabajó para Guardiola en su etapa como entrenador del equipo culé. Posteriormente tendría experiencias en solitario dirigiendo a equipos como el Numancia o el Racing de Santander.
Cuando Luis Enrique aceptó el reto de dirigir al Celta a partir de 2013, el asturiano quiso contar en el cuerpo técnico con un hombre de confianza. Ese no fue otro que Juan Carlos Unzué, quien ejercería de segundo entrenador en una campaña en la que el equipo vigués se salvaría holgadamente. Objetivo marcado por el club cumplido con éxito.
Luis Enrique sería tentado por el F.C. Barcelona y abandonaría la entidad celeste a sabiendas de que aún le restaba un año de contrato con el club. Ambas partes llegarían a un acuerdo y el técnico asturiano cogería sus bártulos para hacerse cargo de uno de los mejores clubes del mundo, y en su dificultoso camino le acompañaría su inseparable amigo Juan Carlos.

Ambos técnicos saborearían las mieles de entrenar a un Barça muy competitivo, con el que empezaron bien para acabar pidiendo la hora. Lucho anuncia su adiós antes de concluir su campaña en el equipo del Camp Nou y Unzué se quedaría en el paro.

Por su parte, el Celta venía de hacer una campaña histórica con Eduardo Berizzo como entrenador. Aquella apisonadora celeste con juego, imaginación, brío y muchas ganas de comerse el mundo, llegaría a rozar dos finales en su largo camino por la Copa del Rey y la Europa League.
La afición viguesa nunca había vivido algo parecido, ya que era la primera vez que su equipo alcanzaba dos semifinales en un mismo año, y encima con buen fútbol. El "Toto" se marcharía de Vigo y dejaría el listón demasiado alto.

El testigo lo recogería Juan Carlos Unzué, anunciándose su llegada a finales de mayo de 2017. No sería un reto sencillo para el navarro, que emprendería su primera aventura como primer entrenador en un equipo de la categoría de oro española.

- El nuevo técnico celtiña cogería sus herramientas de trabajo para emular a su amigo Luis Enrique, sin subirse eso si, a ningún andamio durante los entrenamientos.
Lo curioso es que el navarro contó con una plantilla más completa que la que tuvo Berizzo. Hubo pocas salidas y encima se trajeron varios refuerzos que subieron el nivel de la plantilla considerablemente. El atacante Maxi Gómez y el mediocampista Stanislav Lobotka se adaptarían de tal manera que formarían como titulares desde el principio.
Por si fuera poco, el equipo contaría con un refuerzo de lujo con la llegada del turco Emre Mor, con el que Unzué tendría sus más y sus menos a lo largo del curso, aunque no sería el único.
Arrancó la temporada y a la escuadra viguesa se le notaba ese cambio de esquema. Mucho balón atrás, mesura en el ataque y jugadores cambiados de posición constantemente. Todo aquello traería problemas a lo largo de la temporada, que según iba avanzando, el Celta parecía desinflarse, por lo que a Unzué le tocaría corregir ciertos aspectos. Como no contaba con el sueco Guidetti, incorporó a la plantilla al argentino Lucas Boyé, un fichaje inservible que haría echar de menos al delantero escandinavo. No obstante, el entrenador parecía confiar en él, pues siempre le daba minutos e incluso dos titularidades.

Los problemas se multiplicaban, pues además de la marcha de Guidetti, el equipo no convencía con su juego, y eso que el Celta contó con una de las mejores delanteras de la Liga. Entre Iago Aspas y Maxi hicieron cuarenta goles.

Unzué no supo sacar provecho de ello. Tenía una buena plantilla, pero acabó marginando a aquellos jugadores que tanto entusiasmaban en Balaídos. Hombres como el "Tucu" Hernández o Emre Mor, no contaron con muchas oportunidades, algo que con el segundo le aportaría más de un dolor de cabeza al técnico de Pamplona.
Fontàs fue otro de los grandes marginados, y eso que en la zaga del equipo hubo constantes bailes que indignó una y otra vez a la afición de Balaídos. Por su parte, Juan Carlos declaró que sería fiel a su estilo y que jamás cambiaría de esquema.

Y se veía venir, pues la temporada acabaría como el rosario de la aurora. Lejos de clasificarse para los puestos europeos, el equipo ofreció una penosa imagen a partir de abril, y la directiva ya tenía claro que Unzué no seguiría en Vigo. El equipo pudo de dedicarle a su afición una última victoria ante el Levante (4-2).

Juan Carlos Unzué dando instrucciones a Iago Aspas, su mejor delantero y quien llegó a marcar 22 goles.

- No hubo llantos, no hubo emoción. El rostro de Unzué reflejaba una sonrisa como siempre. Esa expresión fue incomprendida por la afición, aunque en determinados momentos es comprensible. No se puede esbozar una sonrisa cuando tu equipo es humillado en Copa contra el Barcelona, y no puede permitirse una sonrisa cuando a tu equipo le caen seis en el Santiago Bernabéu. Sin embargo, Unzué no borro ese gesto ni en su último día de trabajo.

Tras esa decepcionante campaña, Juan Carlos cogió sus cosas, su cuerpo técnico y también se llevó a su hijo Aitor, quien había trabajado para él en el famoso andamio que usaba Luis Enrique. Éste corregía posiciones en los entrenamientos filmando con una cámara desde la estructura férrea.
Cierto es que los jugadores le hicieron la cama, o eso le pareció a gran parte de los seguidores celestes. Tampoco debemos recordar al navarro como alguien perjudicial para la salud del club. Simplemente debemos pensar que el Celta le venía muy grande, sobre todo en una temporada en la que contó con muy buenos futbolistas. Si antes el listón estaba alto, ahora estará demasiado bajo para Antonio Mohamed, nuevo técnico del R.C. Celta.




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